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EL BLOG DE PEDRO

UN LABERINTO PARA ESCAPAR DE LA REALIDAD

 

    

EL LABERINTO DEL FAUNO

Dirección y guión: Guillermo del Toro.
Fotografía: Guillermo Navarro.
Montaje: Bernat Vilaplana.
Música: Javier Navarrete.
Intérpretes: Sergi López, Maribel Verdú, Ivana Baquero, Ariadna Gil, Alex Ángulo, Doug Jones.

www.ellaberintodelfauno.com

 

El laberinto del Fauno es un excelente cuento de hadas, de hondísimo trasfondo, en el que todo sale a pedir de boca. Una fábula antifascista sobre la desobediencia de la imaginación, que viene a dotar de continuidad a esa aproximación poética a la Guerra Civil y sus consecuencias que su director ya iniciara de manera encomiable, pero con menor acierto, en El espinazo del diablo.

El laberinto... es mucho más onírica, brutal, metafórica, compleja, bella y perfecta que la primera parte de lo que parece será un trilogía. Tanto, que después de verla es obligado descubrirse ante ese realizador mexicano, tan insólito como perturbador, que se llama Guillermo del Toro. Cuyo cine, mezcla de un cierto romanticismo barroco y un compendio de fantasía desbordante, tiene algo más que una pretendida vocación de entretener.

No hagan demasiado caso a los spots publicitarios que ha elaborado la Warner para vender el producto al público adolescente. Esta no es una película de palomitas. Nada más lejos de la realidad. Más allá del tropel de personajes mitológicos o ficticios que toman partido en la narración, la cinta supone un viaje fascinante por las reminiscencias del recuerdo perturbador de una España en dos partes dividida, de conclusión tan arrebatadora que cuando uno se levanta de la butaca no puede más que odiarse a sí mismo y, por extensión, a todo el género humano.

Y qué mejor que narrar los horrores de la guerra a modo de cuento de hadas, cuyos orígenes ‘freudulinaos’ y perturbadores posibilitan la presentación del franquismo como el horror último; como una perversión de la inocencia y de la infancia. Y de este modo, cuando para una niña la realidad es el terror diario de una dura posguerra, la creación de un mundo de fantasía se convierte en la única forma de escape donde, escondida, sobrevive la esperanza.

Al igual que le ocurriera a Ana, personaje inolvidable de ese portentoso ejercicio cinematográfico que toma el título de El espíritu de la colmena, Ofelia, la niña que protagoniza el film de del Toro, se mueve por ese mundo imaginado sin ningún miedo, dispuesta a caminar de la mano de cualquier quimera en forma de engendro, se llame Frankenstein o se llame Fauno porque, en realidad -o, mejor dicho, en la realidad-, ambas niñas saben con acierto que los verdaderos monstruos son de carne y hueso.

La última creación de Guillermo del Toro, aceptada en Cannes y Nueva York, muy probablemente formará parte junto con Volver, de Pedro Almodóvar, del listado de cinco films que lucharán en marzo por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Y no es para menos porque, esta cinta, formalmente perfecta y que cuenta con un par de interpretaciones fantásticas –las de Sergi López e Ivana Baquero-, está llamada a ser una de las revelaciones del año.

Paradigma de ese cine que, incluso de talante fantástico, se lleva bien con la metáfora, El laberinto del Fauno supone una inolvidable odisea a lo largo de dos intensas horas de metraje. Es una auténtica joya. Una película inacabable, inmortal, que permanecerá en la memoria de todos aquellos que tengan el inmenso placer de escucharla, verla y sentirla. Es decir, un viaje que nadie debería perderse. Simplemente, chapeau.

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