Una visión diferente de los Ribera del Duero
Bodegas y Viñedos Alión 2002
Bodegas: Alión
D.O.: Ribera del Duero
Tipo: Tinto
A pesar de que las bodegas Alión nacieron en los ochenta como ‘segunda marca’ del grupo Vega Sicilia -con el objetivo de satisfacer las demandas que éste no pudiese atender-, la expectación que provocó en 1994 la salida al mercado de su primer vino fue extraordinaria. No en vano, se trataba de la primera novedad que el grupo presentaba en décadas, un proyecto serio y riguroso que la familia Álvarez había emprendido en 1986.
La idea original de David Álvarez de adquirir 100 ha. en Padilla de Duero (Peñafiel) tuvo que reducirse a 25 hectáreas por el encarecimiento de los terrenos tras la explosión de la Ribera, lo que obligó a que las previsiones de producción de la casa se completasen posteriormente plantando viña en los terrenos libres de la propia finca Vega Sicilia.
Desde su nacimiento, las Bodegas Alión -que toman su nombre de un antiguo concejo leones, un homenaje de los propietarios del grupo a su tierra natal- lograron dotar a sus vinos de una vocación rompedora y una entidad propia, completamente distinta a los Vega Sicilia e incluso al resto de los Ribera del Duero de alta gama. Bajo la dirección técnica del enólogo Xavier Ausás López, la familia Álvarez ha creado un vino moderno, atractivo, con fuerza, exuberancia y la expresión exclusiva de la variedad tinto fino. Alión es un vino sólido, la máxima expresión de dicha uva madurada al sol y vinificada con inteligencia.
Su color es concentrado, oscuro, pero con el borde luminoso y seductor, propio de un producto joven pero sazonado en la madera. El aroma se revela con una intensidad poco frecuente en los vinos de la denominación. Aparecen los matices torrefactados de la uva y los tostados de maderas de lujo. Al paladar, los taninos dulcificados de la fruta negra concentrada se combinan con los taninos secos y cremosos del roble francés. Es sabroso, potente, carnoso, con un despliegue de matices verdaderamente sugestivo.
Comercializado a partir de 1991, la cosecha de 2002 destaca por su profundidad y equilibrio. Como los mejores tintos de la Ribera del Duero debe consumirse previamente aireado y, aunque puede conservarse en bodega durante seis u ocho años, se disfruta plenamente en la actualidad. Su color es de guinda picota muy intenso, al igual que su aroma, que posee matices de fruta negra madura, chocolate, especias y una madera de calidad al fondo bien integrada. En boca es de cuerpo medio, con buena acidez, fresco, con fruta suficiente pero con una estructura un tanto justa y un final justo pero ya armonizado. Bebido a temperatura ambiente (16º), es un gran acompañante de asados castellanos, estofados de legumbres y ensaladas de bacalao.
Precio: 30 euros.
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