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EL BLOG DE PEDRO

WORLD TRADE CENTER

 

    

Director: Oliver Stone.
Guión: Andrea Berloff.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Montaje: David Brenner y Julie Monroe.
Música: Craig Armstrong.
Intérpretes:Nicolas Cage, Michael Peña, Maggie Gyllenhaal, Maria Bello, Stephen Dorff, Jay Hernandez, Michael Shanon.

http://www.wtcmovie.com/

Nunca se sabe de dónde viene y hacia dónde va, si es un devoto comunista, un convencido anarquista o un liberal de pro. Por eso, el hecho de que Oliver Stone, cuyos últimos trabajos giraban en torno a la figura de Fidel Castro, fuese el elegido para ponerse a las órdenes de este titánico proyecto titulado sin más ambages World Trade Center a más de uno le provocaba tensión, intriga y mucha, pero que mucha curiosidad.

Ahora llega el resultado a unas pantallas todavía consternadas por el paso de otro filme sobre el 11 de septiembre, United 93 y tras un auténtico empacho de especiales que con motivo del quinto aniversario del suceso han llenado los medios de comunicación de todo el mundo.

Stone lleva a la pantalla una historia basada, muy estrictamente, dice, en las experiencias de dos policías de la autoridad portuaria que quedaron atrapados entre los escombros de los dos rascacielos, moviéndose a caballo entre los pensamientos, las conversaciones de estos dos hombres que intentan sobrevivir a fuerza de no dormirse y el caos del exterior, con las familias en perpetua tensión y las unidades de rescate haciendo lo que buenamente pueden.

Ante todo, no se puede negar que la cinta, emocionar, emociona. Sobre todo esa primera media hora en la que todos los acontecimientos, que se sienten tan hondamente terribles, se precipitan: la sombra del primer avión, el temblor de edificios, la constatación de la tragedia cuando los agentes llegan a la zona del suceso y se encuentran perdidos, deseosos de ayudar pero sin saber cómo, los papeles volando, gente llena de polvo, heridos. Es realmente sobrecogedor y Stone demuestra, como ya había hecho en otros trabajos, que con pequeñas y certeras pinceladas puede vendernos lo que quiera –si no que echen un vistazo a JFK y lo comprenderán-, algo a lo que ayuda su enorme control del proceso de montaje.

El problema surge cuando a medida que avanza la narración se hace evidente que los personajes están descritos con brocha gorda y que la sensiblería desplegada en muchos momentos consigue salir a flote por la simple razón de que se cuenta con la complicidad emocional de un espectador todavía consternado cuando recuerda todo lo que pasó ese día de 2001.

World Trade Center pierde especialmente la batalla con la aparición de ese contable fanático religioso que le confiesa a su líder espiritual que ha de hacer algo por su condición de ex marine, sentenciando en un par de momentos: “Dios me envía para esta misión” o “somos marines, tú eres nuestra misión”. No se duda de que un personaje así exista – de hecho, no se duda en absoluto-, pero la manera en que entra en la narración es lo de lo más artificial e incomprensible. También contribuye a la derrota esa nueva careta hueca a modo de personaje del intérprete Nicolas Cage, al igual que esa moralina fácil con la que acaba la cinta.

Es innegable que todo el mundo está de acuerdo en que fue un día en el que muchos seres humanos pasaron con nota la difícil prueba que les presentó la vida, pero una película tiene que conseguir algo más que lo obvio... más si es Oliver Stone el que está detrás de ella. Se echa de menos a ese cineasta que fascinaba con sus enrevesadas conspiraciones en torno a presidentes queridos u odiados, como en JFK o Nixon, que se atrevía a hacer películas quizá no redondas, pero al menos innovadoras, punzantes, como Giro al infierno, que reflejaba los vericuetos nada limpios de la zona financiera más importante del mundo, Wall Street, o que se iba a Vietnam a demostrar que él estuvo allí, que volvió del infierno y lo contó, Platoon o Nacido el cuatro de julio.

Algunas de las virtudes de Stone se han quedado por el camino, al igual que su capacidad de análisis. ¿Cómo se explica si no que afirme que ésta no es una película política? Desde el momento en que se queda con el drama de los agentes de seguridad y no de los civiles, está haciendo una película política; cuando introduce fragmentos de los discursos de Bush durante ese día o cuando aparece la palabra venganza, también lo hace.

Más allá de que se esté de acuerdo con la visión presentada, claramente alineada a la de Bush, lo cierto es que World Trade Center no es más que un sencillo drama con momentos espectaculares en el que, como pasa en otros acompañados por el temible “basado en hechos reales”, la obsesión por la fidelidad a lo acontecido y a las personas que vivieron el suceso lastran el resultado final, dejando en este caso tan solo escombros del talento de su director.

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