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EL BLOG DE PEDRO

Estrés postvacacional

 

        

 

Bueno hoy es mi ultimo dia de vacaciones y creo que tengo todos los sintomas del llamado estres postvacacional. Ademas de leer algun que otro articulo de los muchos que hay por internet publicados aqui os dejo uno que me ha parecido muy interesante rescatado de la Web  http://www.pulevasalud.com espero que si estais igual que yo a un paso de iniciar la vuelta a la rutina os sirva como guia para que el maldito estres postvacacional desaparezca cuanto antes de vuestras vidas.

Bueno eso o que acertemos una primitiva de 5 y el complementario que aunque en este articulo no lo comenta eso si que nos quitaria el estres seguro,  por lo menos el postvacacional lo que viniese despues ya seria otra historia.

Lo que para unos no es más que una respuesta normal a la incorporación al trabajo, para otros adquiere tintes de verdadera patología. Como siempre la base psíquica de cada persona determina la magnitud de las respuestas.

1. Volver a empezar

Tras las vacaciones volvemos a la rutina que para la inmensa mayoría de las personas significa volver a un trabajo que implica un sobreesfuerzo físico o intelectual y una tensión emocional.

Por eso no es raro que la sola idea de volver a enfrentarnos a esta situación desencadene unos mecanismos de reacción y adaptación que son normales y nos preparan para afrontar la lucha diaria.

Tener cierto grado de tensión suele mantenernos activos, con más energía, nos ayuda a aprovechar mejor el tiempo y hacer más de lo que nos creemos capaces.

Pero a veces las situaciones desencadenan respuestas que sobrepasan la capacidad de adaptación y tolerancia del individuo.

Estas circunstancias los llevan a un estado de agitación y ansiedad que altera sus funciones tanto físicas como psíquicas y conductuales.

Es entonces cuando entramos en la enfermedad más frecuente de nuestra civilización tras las enfermedades cardivasculares: estrés.

2. ¿A quiénes afecta?

El estrés suele aparecer con más frecuencia en aquellos individuos que están insatisfechos con la vida que llevan, y no se atreven a cambiarla o poner los medios para obtener mayor satisfacción.

3. Síntomas

- Alteración de la capacidad para sintonizar con el ambiente o personas que nos rodean y la capacidad de disfrutar, de sentir placer y alegría con cosas que antes nos eran gratas.

- Pérdida de interés y motivación por realizar cualquier actividad, sea social, sexual, de trabajo, de ocio, etc.

- El pensamiento que se hace más lento y reiterativo, de modo que se dan vueltas una y otra vez a los mismos pensamientos que suelen ser de carácter pesimista: se piensa que uno no es capaz de hacer las cosas, que sufre una enfermedad, y rondan las ideas de la muerte y el suicidio.

- También hay ideas de culpabilidad que hacen mantener una actitud negativa hacia uno mismo.

- Se produce falta de concentración y de creatividad.

- El lenguaje se hace más escaso y cuesta encontrar las palabras adecuadas. El tono se hace monótono.

- Hay alteraciones del apetito, generalmente con perdida del mismo.

- También hay trastornos del sueño con dificultad para conciliarlo o con despertar precoz.

- Se produce una disminución de la líbido y el sexo, como el resto de los temas, pierde el interés.

- La persona se siente cansada, sin energías, no se ve capaz de realizar actividades ni siquiera las mínimas y cotidianas como lavarse, arreglarse o salir a la calle.

Las tareas del trabajo fuera o dentro de casa se le hacen insalvables.

- Le embarga un sentimiento constante de tristeza y se vuelve irritable e intolerante.

4. ¿Cómo volver a la normalidad?

Lo primero que habría que hacer es concentrarnos en nosotros mismos, en lo que queremos, en cuáles son nuestros sentimientos y descubrir cuál es el estilo de vida que nos gustaría tener.

Después tendríamos que concentrarnos en nuestros pensamientos y descubrir si en nuestra mente predominan ideas o creencias de carácter negativo, y de ser así poner todo nuestro empeño por cambiarlos.

Antes de volver al trabajo, y desde la perspectiva que nos da estar alejados de él, debemos visualizar la situación que tenemos en nuestro puesto de trabajo.

Debemos valorarlo y hacer una lista con las cosas agradables y luego otra con las desagradables.

En la primera lista escribiremos los aspectos positivos de nuestro trabajo: las tareas que nos resultan agradables y gratificantes, tanto por desarrollo personal como por compensación económica, los compañeros de trabajo que nos aporten algo positivo y cuya relación nos resulte grata, las ventajas del entorno físico donde tenemos que desarrollar nuestra tarea y las aptitudes que nos vemos capaces de desarrollar.

En la otra lista apuntaremos todo los aspectos negativos de nuestro trabajo.

5. Causas de estrés

- Que no nos compense nuestro trabajo ni económica ni emocionalmente.

- Que en el lugar de trabajo las condiciones no sean las adecuadas.

- Que estemos asumiendo más tareas de las que corresponden a nuestro estatus en la empresa o a nuestro sueldo.

- Que nuestras tareas sobrepasen nuestras habilidades y conocimientos.

- Que nuestra capacidad de trabajo o nuestras aptitudes superen a las tareas que tenemos encomendadas.

En cuanto a los compañeros de trabajo, no siempre y no todos pueden ser de nuestro agrado, del mismo modo que nosotros no seremos del agrado de todos. Saber en quién podemos depositar nuestra confianza y a quién debemos reservar sólo un trato de cumplida cordialidad y respeto que garantice unas relaciones adecuadas, nos hará sentirnos menos inestables y menos vulnerables con lo que disminuirá nuestra ansiedad.

En ultimo extremo, quizás no podamos cambiar las circunstancias de nuestro trabajo, pero seremos más conscientes de lo que nos rodea y sabremos detectar las situaciones que nos bloquean. Así, los problemas no nos cogerán desprevenidos y esto nos permitirá sopesar previamente nuestras reacciones y controlar mejor nuestras emociones que, en definitiva, es lo que mantendrá al temido estrés lejos de nuestras vidas.

6. Cómo mantener a raya el estrés

- Hacer deporte. El ejercicio físico moderado es un excelente aliado de nuestra salud. El sedentarismo no nos beneficia nada. Por el contrario, la actividad física mantiene el tono muscular, activa la circulación, favorece el hábito intestinal (evita el estreñimiento), ayuda a controlar el peso... Además, libera en nuestro organismo unas sustancias llamadas endorfinas que reducen el cansancio provocado por el estrés.

Caminar de media hora a una hora, subir a pie las escaleras, dar paseos en bicicleta o apuntarnos a natación son formas de mantener la actividad física que casi todos podemos compaginar con nuestra actividad diaria.

- Dejar tiempo para realizar actividades que gusten y que nos diviertan ya sean trabajos manuales, deporte, excursiones, juegos de mesa, lectura, ver la televisión, y un largo etcétera. Nos desconectará de los problemas y nos dará perspectiva para su resolución.

- Buscar tiempo para compartirlo con nuestros seres queridos, nuestros padres, hermanos, hijos, amigos, etc. Cuidar y enriquecer nuestro entorno emocional nos dará un apoyo importante en los momentos en los que el entorno parece superarnos.

- Es fundamental no descuidar la alimentación. Una dieta equilibrada, que nos aporte los nutrientes que necesitamos, será clave en el mantenimiento de la salud y el bienestar por su gran papel en la prevención de enfermedades que pueden controlarse con una dieta adecuada, como la osteoporosis, las enfermedades de corazón y vasos sanguíneos, el cáncer, etc.

- Dedicar las horas necesarias a dormir es fundamental para mantener la salud física y mental. El rendimiento en el trabajo, la capacidad de razonar, las reacciones ante las personas y las cosas e incluso las emociones se ven seriamente alteradas por la falta severa o crónica de sueño. El cuerpo además posee una serie de ciclos hormonales que se ven alterados por la falta de sueño.

- La relajación es la mejor forma de liberar la tensión nerviosa que nos produce el trabajo diario. Aprender alguna técnica para relajarnos y practicarla en los momentos de más ansiedad nos liberará del estrés. Estas técnicas incluyen ejercicios de respiración y relajación muscular y requieren una práctica regular para lograr buenos resultados. Una vez dominada seremos capaces de ponerla en práctica en cualquier entorno y situación.





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¿La Infanta Elena y Jaime de Marichalar se divorcian?

Una turbadora noticia sacude los abanicos de todas las marujas desde hace algunas horas: la Infanta Elena y Jaime de Marichalar podrían protagonizar el divorcio del año, según fuentes radiofónicas y televisivas.

La famosa Maria Teresa Campos, que tanto le molesta que se metan en las bragas de su hija, ha sido la primera en lanzar el rumor sin llegar a dar nombres, lo que ha dado pie al programa “Está pasando” de Telecinco a difundir este posible trágico final entre estos dos personajes de la Familia Real Española.

Jaime Peñafiel y María Eugenía Yagüe , compañeros de la Campos, tampoco se han aventurado a negar el tumorífico rumor, por lo que en breve habrá de tener lugar algún comunicado oficial por parte de las “víctimas”.



Carlos Menéndez