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EL BLOG DE PEDRO

El Pocero amarga el veraneo a unos cuantos líderes de PP y PSOE

Una de las grandes fortunas -la de Francisco Hernando Contreras, conocido como El Pocero- es sacada del anonimato por el escándalo de Seseña. Y, en consecuencia, a sus amistades populares y socialistas no les llega la camisa al cuello pensando en lo que se les viene.

Así lo escribe Manuel Ortega en Elsemanaldigital que ve en El Pocero al hombre de moda de este verano, y no lo lleva muy bien. Acostumbrado a disfrutar del anonimato, haciendo gala de ser un hombre del pueblo, tras su fachada de tipo llano se esconde una de las grandes fortunas de España. Francisco Hernando Contreras, conocido como El Pocero, ha atraído sobre sí la atención de los medios.

Y no precisamente por algo que a él le guste. Sus actividades han despertado una curiosidad malsana para sus negocios, que abarcan desde la construcción hasta la náutica, pasando por la aviación. A título de anécdota, fue él quien cedió el avión necesario para los traslados de Rocío Jurado.

LOS ORÍGENES DEL POCERO

Este madrileño del barrio de Tetuán, de 61 años, ha acostumbrado durante su biografía como empresario a pasar desapercibido ante el gran público. Otra cosa es que El Pocero no guste del lujo y de la ostentación.

Él mismo pregona que su fortuna, valorada por el Banco de España, se sitúa en los 180.000 millones de pesetas. Hasta hace poco más de un mes, su yate Clarena atracaba en el puerto deportivo de Puerto Portals, en Palma de Mallorca. Hasta que los concesionarios del puerto, los Graf, maniobraron para echarle de allí como consecuencia de la guerra que mantiene por la compra de esa concesión.

Un asunto que se encuentra en los tribunales y que es la comidilla del todo-Mallorca. Al fin y al cabo, el desalojo del Clarena, una mole de 46 metros de eslora con la que, a depósito lleno, puede atravesar el Atlántico, supone un palo para sus relaciones sociales.

Porque El Pocero es un hombre de evidentes relaciones. Los veraneos baleares y la enormidad del Clarena han hecho por él más que cualquier relaciones públicas. Por el buque han pasado desde el Rey de España hasta Eduardo Zaplana. Un lugar de excepción, aseguran, para sellar negocios y conocer gente útil de cara a los mismos.

SUS AMISTADES "POPULARES"

O al menos así era hasta el verano pasado. Porque éste podría ser muy distinto. La espectacular puesta de largo de Hernando en la vida pública y la expulsión del Clarena -aún conserva otra nave en Puerto Portals, el Clara, de menor calado– pueden contribuir a rebajar sus relaciones.

Con la que le está cayendo a Hernando, lo que menos interesa es salir en la foto junto a él. Nadie duda de que los movimientos del constructor son seguidos con lupa. Para muchos, y especialmente para algunos en el PP y en el PSOE, se ha convertido en una amistad peligrosa.

Dos ex ministros de distintos partidos y gobiernos se encuentran en el punto de mira por sus presuntas relaciones con El Pocero, que ambos han negado una y otra vez. Sin embargo, al ex presidente de Castilla-La Mancha y ex titular de Defensa, José Bono, que autorizó las obras de Seseña durante su mandato, le han desmontado la negativa. La empresa de Hernando llevó a cabo las obras de una hípica en la que Bono cuenta con participación.

En los mentideros políticos, económicos y periodísticos de Madrid ha empezado a correr como la pólvora la especia de que Bono dejó el Gobierno por su relación con Hernando: José Luis Rodríguez Zapatero no habría estado dispuesto a amparar a su ministro ante lo que podría venírsele encima.

¿POR ESO SE FUE BONO DEL GOBIERNO?

Otro que tal baila es el portavoz parlamentario del Grupo Popular, Eduardo Zaplana, que anda desesperado por negar cualquier vínculo con el constructor y despeja balones hacia su amigo periodista, ex director de RTVE y ahora alto cargo de Telefónica, José Antonio Sánchez.

Pero lo de Zaplana es punto y aparte. Una firma y una chapa, en el argot militar, le persiguen. La sombra de El Pocero es alargada, y se proyectó en los despachos enmoquetados de un Ministerio de Trabajo capitaneado por el de Cartagena.

Era el año 2002 y Carlos García Cano decidió hacerle un regalo a su consuegro. Nada de extraño para quienes mantienen una excelente relación. Pero la cosa cambia si resulta que García Cano, por aquellas fechas, era jefe de gabinete del subsecretario de Trabajo, Marino Díaz Guerra, y su consuegro, Hernando Contreras.

El cargo del Ministerio había emparentado con el constructor tras la boda de su hija con uno de los hijos de El Pocero. Aprovechando la situación, ¿por qué no recompensar a un hombre que había conseguido una fortuna a base de esfuerzo?

PERIPLO POR LOS AYUNTAMIENTOS DE MADRID

A todas luces, fue García Cano quien inició la tramitación para la concesión de la Medalla al Mérito en el Trabajo para Hernando el 18 de noviembre de 2002. Su jefe inmediato, Díaz Guerra, se encargó de "mover" el asunto. Poco importaba que chirriase el hecho de que un cargo ministerial promoviese una concesión, y de que el expediente, según parece, apenas abarcase poco más que el currículo del constructor. La palabra incompatibilidad no se asomó por Trabajo.

Por lo demás, la historia es conocida: la concesión aparece publicada en el BOE con fecha de 27 de marzo de 2004 tras haber sido firmada por Zaplana el 19 de marzo, apenas cinco días después del batacazo electoral del PP y a ocho de los atentados de Madrid. Hay quien asegura que el ministro rebajó las tintas de la petición de García Cano.

"Mi consuegro se lo merece todo", debió de pensar. Y pidió la medalla de oro. Zaplana, más prudente, sólo se avino a concederle la de plata.

Cualquier partido, cualquier ministerio, es un patio de porteras. La concesión llegó a oídos de dirigentes del PP y cayó como una bomba en los Ayuntamientos de Boadilla del Monte y Villaviciosa de Odón. Allí, los populares todavía recordaban las andanzas de Hernando a mediados de los '80 y principios de los '90.

MALOS PRECEDENTES

Las amenazas a Aquiles Aparicio por el cierre de la planta hormigonera de Hernando en Boadilla; el acoso a la alcaldesa Pilar Martínez; la creación de un partido, Renovación Democrática, financiado por Hernando para apoyar sus intereses en Villaviciosa... y la declaración de persona non grata al constructor, su condena judicial,...

De Villaviciosa y Boadilla, El Pocero salió trasquilado. Después se reharía de nuevo, con el apoyo de otros alcaldes populares como Ricardo Romero de Tejada en Majadahonda y Bonifacio de Santiago en Las Rozas. Al menos, eso es lo que afirman algunos peperos en voz baja.

A 36 kilómetros de Madrid se ubica Seseña. Esta localidad toledana se encuentra en pleno trazado de la carretera de Andalucía. Enclavada en la llanura de Toledo, el origen de este municipio parece remontarse históricamente a un pequeño poblado prerromano.

Hace casi setenta años, los duros combates de la Guerra Civil dañaron seriamente el pueblo. Los equipos de reconstrucción de la posguerra levantaron Seseña Nuevo, un enclave provisional para realojar a la población mientras el núcleo histórico era vuelto a edificar. Hoy día ambos conviven, y, como entonces, otros equipos de obreros han llegado a Seseña para levantar una Las Vegas en versión toledana.

LA NECESIDAD DE AGUA

Un buen día Hernando fijó su vista y comenzó a edificar. La moda de los adosados saltó de Valdemoro y Pinto hasta Seseña. Pero, ¿por qué quedarse sólo en eso? ¿Por qué no construir una ciudad residencial que supusiera la culminación de su carrera y un autohomenaje?

Al fin y al cabo, Hernando estaba acostumbrado a bregar con ayuntamientos y ladrillos, aunque sus métodos no fuesen –dicen- muy éticos. ¿Qué iba a parar a un hombre hecho a sí mismo, al chico de Tetuán y Vallecas, al protagonista de un Viaje al fin de las alcantarillas en las que había visto, según su biografía oficial, desde fetos a cadáveres y todo tipo de despojos?

Consiguió los permisos y se puso manos a la obra. Tanto la Junta castellano-manchega (Bono, ¿recuerdan?) como el Ayuntamiento, entonces con el PSOE al frente, dieron su bendición al proyecto. El reclamo era hacer una ciudad dormitorio de Madrid en Toledo.

Para ir ahorrando tiempo, Hernando se puso manos a la obra. Primero, el ladrillo, después, el resto. O sea, las infraestructuras. Quienes se han acercado hasta allí no dudan en decir lo mismo: "Es un erial, un desierto, no hay nada". No resulta agradable andar por aquellos andurriales con este tiempo, con el Sol cayendo a plomo y sin una gota de agua.

UN ENCLAVE EN EL DESIERTO

Ahí está el principal problema de la megalópolis de El Pocero: en el agua. El constructor arrastra ya una denuncia del Canal de Isabel II por un presunto robo de agua en Aranjuez. Allí, las cisternas llenan sus depósitos y ponen proa a las obras de Seseña.

Sin este suministro, no se puede construir. Uno de los compromisos con la Junta pasaba por garantizar el agua si Hernando construía dos mil viviendas. Las 13.500 de su residencial superan con creces esa cifra, pero el agua sigue sin llegar a El Quiñón, donde se ubican los edificios.

En los primeros seis meses de 2007 deberá comenzar la entrega de los pisos y el abastecimiento hidráulico no está asegurado. Y esto le pone nervioso a Hernando, que según ABC (el mismo diario en el que se hablaba de "una enorme caja fuerte del tamaño de un vestidor" repleta de "cintas de casete con grabaciones" en dependencias empresariales del constructor), ha enviado una carta a José María Barreda instándole a cumplir su compromiso.

Si a esto se suma la hostilidad del alcalde actual, Manuel Fuentes, y la campaña de IU, que ha llevado el asunto hasta la Fiscalía Anticorrupción, más la irrupción en tromba de la prensa, se comprenden las prisas de Hernando. Veremos en qué para este asunto que, desde luego, va a dar mucho que hablar. Y que escribir.

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