Aristraín, segundo accionista de Arcelor: El consejo ha actuado como una empresa pública y debería dimitir
El español José María Aristraín, el principal accionista privado de Arcelor con el 3,7% del capital (sólo superado por 5,6% del Estado luxemburgués), se muestra muy duro con la actitud del consejo de la siderúrgica europea. En declaraciones en exclusiva a El Confidencial, acusa a dicho consejo de actuar “con modos propios de la empresa pública” y dice que “debería dimitir en pleno”. Ayer, el consejero delegado, Guy Dollé, anunció que renunciará a su cargo en cuanto culmine la fusión con Mittal.
Precisamente, Aristraín ha sido uno de los socios más combativos y el principal artífice de que finalmente Arcelor vaya a fusionarse con Mittal y no con la rusa Severstal, después de que la compañía angloindia haya elevado un 10% el precio de su oferta. De hecho, la semana pasada envió una carta al consejo en la que se oponía a la fusión con la rusa y pedía el relevo tanto de Dollé como del presidente, Joseph Kinsch.
Al final, sus tesis se han impuesto. El empresario español considera “impresentable que Mittal fuera el demonio hace una semana y ahora sea un dios. En la gestión de una empresa hay que ser coherentes, y no puede ser que te pliegues un día a uno y dos semanas después te pliegues a otro”, añade.
Lo que más le ha molestado es la actitud hostil de Kinsch y del consejero español Gonzalo Urquijo ante Lakshmi Mittal. “Cuando llega una OPA, no hay que atacar al comprador, sino ponerle las cosas claras y llevarle a tu terreno. En vez de eso, el consejo le negó a Mittal hasta la palabra y se echó en los brazos del primero que acudió a pescar en río revuelto, que fue la empresa rusa como podía haber sido cualquier otro”, explica Aristraín.
Su conclusión es que “el consejo de Arcelor no ha cumplido su obligación de defender a su accionista, que es el que merece una prima, y pretendía regalar la compañía a alguien que no conocía de nada (Severstal)”. Por eso cree que debería haber una depuración total, ya que los actuales gestores han sido nombrados por los Estados francés, luxemburgués y español, y rigen la compañía con “modos de la antigua empresa pública”.
Sin contemplaciones
Y es que en el consejo de Arcelor se sientan personajes tan variopintos como el príncipe Guillermo de Luxemburgo o el sindicalista español Manuel Fernández López Lito. Aristraín no se anda con contemplaciones en este punto: Kinsch, procedente de la antigua Arbed de Luxemburgo, “tiene 73 años y no tiene un duro en la empresa, lo mismo que Dollé”, quien fue nombrado por la francesa Usinor.
Tampoco tiene pelos en la lengua a la hora de referirse a los consejeros procedentes de la antigua Aceralia: “¿Qué pintan José Manuel Álvarez Rendueles, que ya tiene 71 años, y Javier de la Riva? Fueron nombrados para gestionar la transición de Aceralia cuando se integró en Arcelor, pero su presencia ya no tiene sentido”. Y de Urquijo dice que “es el primero que tenía que irse, y eso que yo le nombré, porque se ha plegado totalmente a los designios de Kinsch”.
Preguntado por la renuncia de Dollé, responde que “le queda algo de orgullo francés y había sido relegado por Kinsch y Urquijo en el asunto de Severstal; ahora que estos dos se vuelven atrás, él prefiere irse”.
El anterior Gobierno del PP tampoco se libra de sus críticas, en este caso por haber dado todo el poder a Arbed en la fusión y no haber fijado un precio mínimo para esa toma de control. “De ahí viene el desastre actual”, sentencia Aristraín. Para arreglarlo, propone que Mittal, que tendrá cerca del 45% de la nueva compañía, acometa la formación de un nuevo consejo con independientes y con ejecutivos escogidos por su valía, no en función de su procedencia y de las cuotas de poder que actualmente se reparten España, Francia y Luxemburgo.
Una vida apasionante
José María Aristraín es un empresario poco conocido, pero con un pasado apasionante. Vasco de nacimiento, fue el español que más pagaba a Hacienda a finales de los 70, cuando se hicieron públicas las listas de contribuyentes. Amenazado por ETA y obsesionado por la seguridad, según sus allegados, siempre va con guardaespaldas y reparte su residencia entre Madrid y Ginebra.
Su posición en la industria siderúrgica proviene de su padre, que creó un imperio y murió en un misterioso accidente de aviación a finales de los 80. El grupo Aristraín se integró en Aceralia junto a las antiguas compañías públicas Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa. El 11% que tenía en el capital del nuevo grupo se diluyó hasta el 3,7% con la integración de Aceralia junto a Arbed y Usinor para formar Arcelor.
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